Hoy en la mañana bajé caminando
hasta el pueblo más cercano, llamé a mi abogado y concerté una cita para el día
siguiente, como dije al principio de esta historia cumplo un mes en esta casa,
su apacible belleza esconde un terrible secreto, creo que la tía Silvia se
salvo de la Gorgona por su ceguera, eso me ha dado una idea que me permitirá
ganarle la partida al demonio que me acecha por la ventana, todas las noches se
acerca hasta la habitación en la que me encuentro, veo su sombra tratando de
alcanzarme desde afuera, algunas veces he sentido la necesidad morbosa de
tocarla, de averiguar si su poder me alcanzará allí dentro, que su proyección
es tan fuerte que me convertirá en estatua solo por el reflejo; pero un
espíritu de cordura y razón me detiene, si la tía Silvia pudo sobrevivirla, yo
también.
Está noche es como las
anteriores, puedo oírla acercándose a mi casa, inundando el silencio con sus
siseos y cascabeles, llenando mi cabeza de alucinaciones serpentiles que me
consumen; pero no podrá ¡No la dejaré! No permitiré que su maldito hechizo
acabe conmigo.

Ha pasado cerca, varias veces,
creo que teme su propio reflejo, así que es precavida y no pasa de un límite
prudente, yo he bebido varias copas de un viejo vodka que encontré en la
despensa, mi cuerpo debilitado por el miedo no soporta demasiado estas cosas,
ya he tomado mi decisión, sólo espero el momento adecuado, no hay marcha atrás,
la Gorgona de mi ventana me acecha más intensamente, es como si hubiese
adivinado mis intenciones, quedan unas pocas horas, el cuchillo está listo.
Me acercaré a la ventana, y justo
frente a ella, donde pueda verme, me sacaré los ojos y se los lanzaré al jardín
con un grito triunfante, no podrá tenerme, no podrá conmigo, al final… yo ganaré...
Fin.
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