Hoy en día
cualquiera salta a la palestra y se proclama, con tambores y trompetas, escritor; simplemente porque escribe frases filosóficas, lleva un diario y ha escrito
unas cuantas historias en un blog.
Ser escritor
requiere más que juntar letras, formar palabras, construir oraciones y que
estas se conjuguen de forma tal que tengan sentido y se cree una obra. En mi
humilde opinión, la opinión de una pichona de escritora; escribir requiere de
un entendimiento mucho más amplio y sutil del concepto de escribir. Este es un
proceso de crecimiento, conocimiento y auto-conocimiento, de continua expansión, como la del universo; nace, se alimenta, se transforma y explota en miles de
direcciones a la vez y cuando alcanza toda su magnificencia, el escritor se
retrae hacia sí mismo para volver a condensarse en una masa que implosionará, de nuevo, cuando encuentre su cauce y vuelva a expandirse otra vez.
Tal vez mi
metáfora sea un poco rara, pero así lo veo yo, y cada uno lo verá de una manera
distinta, pero en resumidas cuentas y en lo que todos terminamos coincidiendo,
es que escribir requiere osadía y creatividad, casi, casi, a partes iguales.
No es escritor
aquel que consigue la fama con una fórmula prefabricada y se queda con dicha
fórmula que le permite inundar el mercado con la misma obra solo que con
personajes diferentes; no puede considerarse escritor el que escribe pero no
evoluciona, si la última obra se lee exactamente igual que la primera, no eres
un escritor, eres un imitador, y aunque se pueda ser bueno imitando, nunca
dejarás de ser eso, un imitador.
Claro que
muchos de nosotros empezamos imitando, después de pasar años leyendo, pero
leyendo de todo y no solo los géneros que nos gustan. Convertimos a los libros
en nuestra primera escuela, con esa diversidad comenzamos imitando los estilos
y usando las mismas palabras de aquellos que admiramos, pero poco a poco vamos
dejándolas atrás, vamos sustituyendo los estilos copiados por los propios, al principio
nuestras frases son tímidas, ingenuas, redundantes; luego agarramos confianza y
soltamos las letras, creamos historias originales, y buscamos ser diferentes en
cada nueva obra que nace de nuestras manos; osamos en la creación, jugamos con
las formas, nos atrevemos a cambiar, a probar y estrellarnos, porque somos
escritores por amor al arte, no por reconocimiento.
Existen
fórmulas para escribir, pero no existen fórmulas para convertirse en escritor,
escribir un blog no te convierte en escritor, como tampoco es escritor el que
es periodista, ni educador, ni el que estudia letras; no hay una carrera que te
convierta en escritor, aunque algunas pueden acercarte más a la vocación que otras.
Se cree que un
escritor nace debido a la experiencia de la vida, que llega un punto en que, aquellos que tienen el talento, encontrarán el inicio de ese camino y se
volcarán en él, por eso es que se considera que la edad media de un escritor
son los cuarenta; yo considero eso una media verdad, conozco personas
talentosas que no llegan a los treinta y se les puede augurar un maravilloso
futuro en las letras, como menciono anteriormente y recalco ahora, son los
libros nuestra primera escuela, y cuando una persona lee desde muy temprana
edad, descubre el mundo fantástico detrás de cada libro, lo que eventualmente
te conduce a querer construir tus propios mundos.
Respeto cada
género y a los buenos escritores dentro de cada uno, pero por ejemplo, un
escritor que me dice que escribe romance pero jamás ha leído María de Isaacs,
me parece un tanto fraudulento, o para ponerlo en un término más amable,
aquellos escritores de cualquier género que no han leído los grandes clásicos
de la literatura de ese género, los que cimentaron el mundo actual, considero que no tienen
la escuela, y es por eso que estos no tienen las pelotas para tomar lo
aprendido, des-construir esas bases para erigir lo propio, y por lo tanto,
probablemente no pasen a la posteridad.
No digo que un
escritor deba evolucionar de una novela a otra, pero si en el proceso de su
carrera no lo hace, ni siquiera será un escritor sobresaliente, aunque tenga
muchas ventas. Un producto que se vende mucho no implica que sea bueno, he
visto que con la adecuada publicidad te pueden vender veneno y todos los
consumidores lo comprarán felices.
Pero algo que
sí me gusta de todos aquellos que se lanzan a escribir, son las agallas; aunque
se escriba mal, se requiere de agallas para ponerse a escribir; la diferencia estribará en la humildad
que tengamos para asumir las críticas y en base a eso mejorar. Sé que en el
camino encontraremos detractores de nuestra obra, también encontraremos
pendejos que no critican en pro de mejorar sino de destruir, suelen ser los
mismos pendejos mediocres que se creen los hijos perdidos de Cervantes, es
decir, se creen cagados por Shakespeare y que si ellos no nacen, el mundo
reclama.
Por ahora, esta
pichona de escritora se contenta con escribir y ser leída, me emociono como una
niña pequeña cuando me dicen que mis historias gustan, me emociono aún más
cuando me critican y me dicen en qué debo mejorar, o cuando me piden que me
arriesgue e intente cosas nuevas.
Tengo poco más
de un año en este mundillo, en los últimos meses mi vida se ha revolucionado
con las nuevas amistades que he generado, gente talentosa que tiene marcado la
palabra triunfo en su camino, y estoy agradecida con ellos y ellas, sobre todo porque
lo que menciono arriba: la evolución y el cambio; son cosas que he visto en cada uno de
ellos.
Mi mejor
recomendación para todos los que se están lanzando al agua, humildad, lectura,
escritura y de nuevo más humildad... y más lectura.
Saludos desde
mis mundos oscuros…
Muy acertado lo que dices, siempre hay que estar estudiando para mejorar, seguir leyendo y sobre todo ayudar al que viene detrás de mi, es mi manera de ver el mundo donde estamos. Es la única manera que tengo de escribir.
ResponderEliminarMuy buen post. Es muy acertado lo que dices, siempre hay que mejorar y cuando más lees más mejoras.
ResponderEliminarTe sigo, pásate por mi blog: http://elbauldeahri.blogspot.com.es/
¡Nos leemos!
Como escritores estamos en un continuo aprendizaje. Excelente post.
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