Dentro del mundo de la literatura los escritores sufren constantemente con el marco, esto no es otra cosa sino el definir el género que dominará la historia. ¿Qué quiero decir con esto? Sencillamente un escritor puede empezar a escribir una historia de ciencia ficción y terminar escribiendo una ficción de terror.
Pero más allá de eso, ya entrando en materia, cuando hemos definido el marco general de la historia, comienzan las definiciones especificas; es cuando el escritor decide que tanto se adentró en otros géneros o subgéneros y la obra deja de ser una sola cosa y se convierte en dos, como por ejemplo, algo que ha surgido con el romanticismo moderno: el romance paranormal.
Dentro del género de narrativa de ficción de miedo, nos encontramos con dos géneros que a primera vista puede uno pensar que es lo mismo, pero así como un drama histórico no es lo mismo que un drama romántico, lo mismo sucede con el estilo oscuro.
Los límites que definen al terror y al horror son tan delgados que es muy sencillo confundirlos, pero son las diferencias sutiles de fondo las que nos permiten comprender que es qué. Aunque una norma básica para definir si tu obra de ficción es de horror o terror es comprender la fuente del mal que aqueja a los personajes.
En el horror nos encontramos con las criaturas inexistentes, la raíz de todo mal, el causante de todas las desgracias es un ser sobre natural, normalmente incorpóreo, atrapado en una casa como castigo, o en su defecto, la fuente de todas las desgracias es una maldición gitana, o pueblo maldito, o cueva encantada. Es decir que si el malo de la historia es un fantasma, espanto, demonio, o cualquier ente que en términos reales no existe, esa obra entra en el género del horror.
A diferencia de lo anterior, el terror tiene una raíz real y tangible, la maldad está representada en un ser humano vivo, una máquina asesina, un grupo terrorista, un psicópata, ¡E incluso! en las alucinaciones del protagonista, este último es conocido como terror psicológico. La versatilidad del género terror da cierta ventaja, porque al provenir de una base real, el autor puede jugar con otros géneros, como la novela de detectives o la novela política solo por poner dos ejemplos.
Y aclarando un poco más el panorama, todos coincidimos en que la literatura gótica es la antecesora de ambos géneros, mas no significa que esta sea obligatoriamente de terror u horror; es importante destacar que ambos géneros buscan provocar o producir un estado de miedo en los lectores, algo que no sucede necesariamente con la novela gótica. Esta dio las bases para ambos géneros por su marco sombrío y decadente, aspectos que solían ser recurrentes en novelas de horror y terror, pero con la evolución y mezcla de los géneros, muchas obras de ficción de horror y terror no tienen características góticas; una manera sencilla de comprender esto es reconocer que el lenguaje implementado en las novelas góticas es recargado y muy poético, comprende una estética impecable y elegancia, cualidades obligatorias dentro de la literatura gótica.
Por eso es necesario que los autores investiguen y definan muy bien el marco de género para usar, el hecho de que una novela sea de vampiros no significa que sea gótica, grandes novelas de vampiros están enmarcados en el género de ciencia ficción (¡Sí! ciencia ficción), como tampoco lo es el hecho de que sea un romance entre seres sobrenaturales, por ejemplo, la (pésima) saga de Crepúsculo no tiene un ápice de góticismo.
Espero que esto les sea de ayuda a los nuevos escritores.
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