sábado, 25 de abril de 2015

Del oficio de escribir: ¿Por qué concursar?

En los últimos años ha crecido exponencialmente la cantidad de concursos literarios a nivel mundial; las tecnologías nos han servido de trampolín para acceder a las editoriales de manera más contundente, ya no tenemos que depender de imprimir un manuscrito de ciento cincuenta hojas, anillarlo y luego enviarlo por correo a las editoriales con la esperanza de que en algún punto no demasiado lejos en el futuro, nos contacten con la temida o anhelada comunicación.


Ahora, gracias a la red, podemos enterarnos de los concursos literarios en otros continentes, permitiéndole a los escritores, saltarse el océano y participar por medio de un correo electrónico; una bendición que recibimos con placer aquellos escritores que no escribimos géneros adecuados para las casas editoriales de nuestros países, porque no es un secreto que algunas editoriales son mas estrictitas en sus políticas de publicación y no aceptan con facilidad los géneros que salen del “convencionalismo social” a menos de que la obra en cuestión sea de un autor renombrado.


Claro que la difusión masiva por la red los ha obligado a flexibilizar dichas políticas, dando apertura a nuevos talentos dentro de la literatura, pero con ciertas reservas. Aún hoy en día las editoriales continúan siendo las “máximas autoridades” dentro de este mundo y como algunas máximas autoridades en otros ámbitos, se niegan a cambiar; por suerte existen algunas mentes brillantes y rebeldes que se lanzan en dirección al cambio sin mirar atrás, esas son las editoriales que nos ofrecen algo de esperanza a las personas que no escribimos romance, ni ficción histórica, o las novelas convencionales.

Pero por qué es tan importante concursar, qué merito tiene que llamen a cien escritores solo para premiar a uno o a ninguno, cuál es el criterio para escoger una obra ganadora que al final, probablemente, terminará siendo una más del montón.

Simplemente porque el concursar te da perspectiva, aunque no ganes, el saber que vas a concursar con otros te obliga a replantearte la obra; la escribes con mayor cuidado, te esmeras en minimizar los errores, corriges las faltas de ortografía con más precisión, porque el panel que va a hacer las veces de jurados no son simples lectores que tal vez no comprenden de cuestiones técnicas (que sí existen en el mundo literario, por más que nos queramos sentir libres), las personas que están allí son escritores, que se supone, saben de escribir, que han pasado y pasan por el camino que nosotros transitamos, que han ganado experiencia y pueden ser eminencias dentro de sus géneros; es decir, concursar te obliga de una manera muy sutil a escribir mejor.

Si contamos el hecho de que después de unos intentos (o muchos, dependerá de la terquedad de cada escritor, los habemos muy tercos) conseguimos el tan ansiado premio que le dará peso a nuestra obra y contribuirá a que nos noten un poco más; esto también nos servirá para establecer estándares de calidad dentro de nuestra obra, de ese escritor ganador, se esperarán más obras geniales dignas de galardones cada vez más importantes, que finalmente se convertirán en el currículo de dicho autor.

Obviamente hay autores que pensarán que no necesitan concursar, por X o por Y razones, que pueden ser desde las más mediocres hasta las más acertadas; pero desde mi punto de vista haber sido merecedora de un premio en narrativa me motivó a mejorar cada día, a pulir mi talento para escribir, a plantear mejor mis historias, a convertirme en mejor escritora. Ciertamente encontraremos aquellos que se inflan como sapos y se creen de mejor familia por ganar un par de premios, no menosprecio su talento en sí, pero si me burlo de su calidad humana, creer que eres un genio solo por ganar un premio es ridículo. Conozco un par de escritores con una amplia gama de premios y menciones, y son personas normales, que donde los pongan seguirán siendo eso: personas.

Es bueno concursar, porque puede ser la puerta para publicar en una editorial prestigiosa. En la actualidad sabemos que las razones por las cuales algunas editoriales contratan a nuevos escritores son por sus ventas en Amazon u otras plataformas, al fin y al cabo, para la editorial es un negocio. Pero para nosotros los que escribimos, es un sueño laureado, una meta romanticona, muchos de nosotros no escribimos por dinero (si llega a ¡Bienvenido!) sino porque queremos ser recordados, pasar a la posteridad por nuestras obras, dejar un legado útil a las nuevas generaciones y que perdure en la historia; en resumidas cuentas soñamos que en algún punto nuestros nombres se mencionen junto a los grandes como referencia al cambio, como un notado exponente dentro del mundo literario de nuestra época.

¿Es necesario para un escritor concursar? Tal vez sea la pregunta que algunos de los lectores se haga, la respuesta es: no. No es necesario concursar, pero el concursar te obliga a asumir un reto, no solo de ser mejor, sino te obliga a asumir un reto contigo mismo, de salir de esa zona de confort en la que muchos escritores se encierran y te permite experimentar.


¿Qué ha cambiado en mí después de haber ganado un concurso de literatura? Que me he vuelto muy auto critica, y someto a mi obra a un escrutinio más denso, ha sido una responsabilidad muy grande la necesidad de que lo próximo que salga de mis manos de la talla, que sustente el hecho de que sí me merecía ese galardón.


Saludos a todos, supongo que mucha gente que se ha lanzado a escribir no pensaba que esto requería de tanta reflexión.  

viernes, 24 de abril de 2015

Bienvenido al nuevo mundo (segunda parte)

Acá les dejo la continuación del relato:

Cinco meses. Solo cinco meses después de que su hijo se salvara milagrosamente al recibir la vacuna, después de haber estado al borde de la muerte por más de dos meses.

“Estamos haciendo un mundo mejor” – se repitió mentalmente; desde que su hijo había recibido la vacuna contra el Bornavirus había cambiado notablemente, al principio fueron cosas sencillas, tan poco importantes que pasaban desapercibidas: participaba en actividades ambientalistas, reciclaba en la casa, pero luego cambiaron ciertas conductas que lo hicieron darse cuenta de que algo sucedía. Su hijito que sentía verdadero pánico por la oscuridad se la pasaba apagando las luces en las estancias donde no era necesario tener la luz encendida, ya no necesitaba la luz auxiliar para poder dormir en las noches. Cuando se dedicó a prestarle más atención se dio cuenta que ya no se pasaba horas jugando frente al ordenador, leía más, preguntaba más y aunque tenía sus berrinches como todo niño porque no quería bañarse o porque quería ponerse dos veces la misma ropa sin lavarla, no era el niño que solía ser, como tampoco lo era el vecino de al lado, un crío de siete años que era terriblemente grosero, ni sus sobrinos, o los sobrinos de su mujer.

Para el resto de la humanidad había sido terrible la pérdida de casi la totalidad de individuos entre siete y dieciocho años, pero algunas familias vieron un poco de esperanza cuando la vacuna apareció y salvó a los niños más pequeños.

El Bornaviridae Humanus hacía padecer fiebres altísimas, convulsiones, alucinaciones, dolores intensos, los pacientes caían en estado comatoso que posteriormente terminaron en tristes fallecimientos. Meses en completa zozobra porque los laboratorios farmacéuticos no lograban dar con el virus, cuando por fin consiguieron cuál era, el cuarenta y cinco por ciento de las víctimas habían muerto. En el momento en que la humanidad parecía sumida en la más honda desesperación con la casi totalidad de su superficie contaminada por el virus, apareció la Fundación Nuevo Mundo con la cura milagrosa para el brote de Bornavirus.

Por la cual no cobraba absolutamente nada… Nada.

-       ¿De dónde sacaron los fondos para todo… - la voz le falló, se sintió cansado y sobre pasado por toda la historia, revivió cada una de las muertes espantosas que sucedieron en su piso de hospital, incluso las del cuarto que compartía su niño junto a cinco pequeños más.

-       Bueno – pareció compungido por la pregunta – no todos los negocios han sido lícitos.

-       ¿Drogas? ¿Asesinatos? – estaba realmente asustado. Aashur negó con vehemencia.

-       ¡Jamás! – exclamó – mi colega es una digna representante del siglo XXI, desde los ocho años está robando céntimos a todas las cuentas bancarias en todo el mundo, montos tan irrisorios que la gente no le presta atención, tiene habilidades extraordinarias – negó con incredulidad, como si él todavía no creyera de lo que su colega era capaz – cuentas indetectables regadas por todos los países, millones de dólares en movimiento por cuentas en paraísos fiscales, fondos militares, donaciones políticas y sociales.

-       ¡¡Sabía que los gobiernos tenían que ver en todo esto!! – la voz le temblaba.

-       Lamento informarle que está muy alejado de la realidad – le sonrió con picardía – nosotros sí solíamos trabajar para el gobierno, en mi caso para el gobierno de los Estados Unidos y ella en el de Japón, pero Camila logró sacarnos del sistema, nos borró de cualquier registro y se trajo con ello toda la información necesaria que nos ha permitido estar por sobre las fuerzas militares y políticas, si ellos atentan contra nosotros de cualquier modo, intentan bloquear nuestras cuentas, boicotear nuestros experimentos… sencillamente el mundo estalla, se descubrirían todos los entuertos y cadáveres ocultos en los armarios de cada gobierno existente en la actualidad.

-       Su colega es una mujer sumamente aterradora… tiene todos los signos de ser una psicópata.
-       ¡Es que Camila es una psicópata! – le aseguró – comprobado por estudios y escáneres de su cerebro.

-       ¿Me estás diciendo que el mundo está en manos de una psicópata? ¿Alguien sin remordimiento ni empatía por nadie? – un miedo helado subió por todo su cuerpo, sintió el mundo dando vueltas a su alrededor en una espiral turbulenta.

El joven soltó una risotada.

-       La única diferencia entre ella y los líderes mundiales es que no busca poder ni beneficio propio. Todo, absolutamente todo ha sido en pro de un mundo mejor.

-       ¡¿Los niños y jóvenes muertos?!

-       ¿Qué con ellos? Eliminamos dos generaciones contaminadas y enfermas que iban a llevar este mundo al desastre, nuestros modelos computarizados indicaban que a la vuelta de veinte años este mundo iba a estar sumido en el caos, la guerra y la contaminación, el setenta y cinco por ciento de la población iba a estar enferma con alguna enfermedad grave, dolorosa e incurable por mutaciones genéticas resistentes a sus “súper medicamentos”, los bosques arrasados eliminando los pulmones naturales del planeta que proporcionarían el oxigeno necesario para vivir, el consumo indiscriminado de combustibles fósiles llevaría a una explotación exagerada de pozos lo que conllevaría terribles sismos – cruzó una rodilla sobre otra y apoyó su codo sobre ella – En cambio, en diez años, con este abrupto corte generacional las cosas van a mejorar: millones de hectáreas reforestadas, kilos de basura y desperdicios reciclados y reutilizados, solución a la superpoblación, mejor educación para todos y cada uno de los seres humanos del planeta, erradicación del hambre y la pobreza, ¿Sigo enumerando?

-       ¿Cómo piensan lograr todo eso?

-       Tenemos los recursos para invertir en ciudades nuevas, altamente tecnológicas y amigables con el ambiente, descentralizaremos el poder, serán colonias autosustentables con energía gratuita y no contaminante, educación, salud… ¡Todo!

-       Eso es una utopía – encendió otro cigarrillo con la mano temblorosa.

-       No lo es – le aseguró – es una realidad que estamos llevando a cabo desde hace algunos años.
-       Es… es… ¡¡Es imposible!! – se cubrió los ojos con las manos, sintió nauseas.

Aashur lo miró por un rato, luego suspiró y con un tono de voz calmado le preguntó:

-       ¿Por qué lucha contra un mundo mejor?

Juan Felipe levantó el rostro de sus manos y le dedicó una larga mirada sorprendida por aquella pregunta que no esperaba,

No lo sabía, ahora también se lo estaba preguntando, tal vez era porque todo parecía tan traído de los cabellos, era como ver a un súper villano modelando a la humanidad a su imagen y semejanza, solo que esta vez los súper villanos llevaban educación, buena salud y sistemas más humanos, todo a través de una tecnología de modificación mental.

-       ¿Cómo van a hacer con las nuevas generaciones? ¿Los van a infectar con el virus y luego a vacunar, para que los nanorobots entren a su cerebro?

-       No – le respondió mientras negaba con la cabeza y sonreía – la vacuna que inoculamos contienen nanos que se encargaran de auto reproducirse con las moléculas de los minerales y componentes que hay en el organismo, que a su vez se transmitirán por torrente sanguíneo al nuevo feto, cuando el cerebro se esté formando empezará a preestablecer patrones de conducta aceptables, al mismo tiempo otros nanos se encargaran de modificar genéticamente a los embriones para que estos vengan sanos, sin ninguna clase de deficiencia física o mental.

-       ¡Están jugando a ser dioses! – lo miró con ojos desorbitados - ¡Quieren hacer seres humanos perfectos!

-       Nosotros no estamos jugando a ser dioses – le espetó con tono cansado – estamos cambiando el mundo para mejor. ¿Para qué hacer sufrir a un niño Enfermedad de Pelizaeus Merzbacher si se puede evitar?, o por ejemplo: los nanos controlaran la ovulación y desactivaran la capacidad reproductiva de los espermatozoides reactivándose nuevamente cuando estén en una edad adecuada para procrear ¡Evitaremos los embarazos en niñas y adolescentes! Como también el abandono de recién nacidos, la súper población mundial, la desnutrición, las enfermedades, el maltrato infantil… pero sobre todo y lo más importante: educaremos y concientizaremos.

-       ¡¡ESTÁN IMPONIENDO EL ORDEN QUE CONSIDERAN ADECUADO PARA USTEDES!!

-       ¿Entonces prefiere niños abandonados que control de natalidad? ¿Prefiere asesinatos a una sociedad consiente y justa?

Se quedaron en silencio contemplándose uno al otro por largo rato, Juan Felipe con los ojos desorbitados, las manos temblorosas y el horror subiendo por su garganta, el otro con toda la tranquilidad del mundo.

Los carros pasaban por las calles de la plaza haciendo mucho ruido, el calor apretaba pero Juan Felipe sabía que esa sensación de ahogo no era por el calor.

-       Hemos reclutado a las mentes más jóvenes y adelantadas a esta época, logramos una fusión fría estable.

-       ¿Qué?

-       Y podemos replicarlo, energía gratuita para todo el mundo.

-       ¿Cómo?

-  También hemos avanzado mucho en el área de la salud, vacunas para curar muchas enfermedades, incluso enfermedades genéticas – no le prestó atención – mi joven colega y yo llevamos muchos años trabajando en esto… trabajando día y noche por un lugar mejor, un mundo más limpio, más sano, con gente más preparada.

-       Pero están interfiriendo con la naturaleza, con la evolución natural – casi sollozó.

-       ¿Está seguro de que no quiere que Juan Francisco crezca en un mundo mejor? – le preguntó con dureza.

Juan Felipe se lo quedó mirando en silencio, haciéndose la misma pregunta.

-       Mi colega ya viene – anunció.

-       ¿Cómo lo supo?

-       Tengo un par de nanochips insertados en mi cerebro, que han estimulado ciertas zonas de éste incrementando mi capacidad cerebral, también me informan sobre los avances de mi trabajo y mis experimentos, miden mi salud física y me mantienen en constante comunicación con mis colegas.

Se quedaron en silencio, Juan Felipe se quedó mirando su cajetilla de cigarrillos vacía, la arrugó y la lanzó lejos, cayó en el suelo a unos pocos metros de la papelera.

-       ¿Sabe cuántas toneladas de basura genera una persona que bota sus desperdicios en la calle? ¿De qué sirve tener una persona limpiando las calles continuamente si usted, un adulto educado no se levanta a tirar los desperdicios en la papelera pública? Menos lo hará si tiene varios envases para separar el plástico del papel solo porque requiere un poco más de esfuerzo que usted considera no debe hacer – Le recriminó con dureza.
Una jovencita de cabello oscuro y piel bronceada se acercaba caminando por la calle, tenía el aspecto de una adolescente normal, una universitaria cualquiera. Tenía un bolso cruzado sobre el pecho que le pareció muy familiar.

-       Hola – saludó con una sonrisa radiante mientras se descruzaba el bolso y se lo tendía a Juan Felipe – no tiene nada de importancia – le informó.

Juan Felipe recibió su bolso y descubrió todos sus dispositivos intactos. Le dedicó una mirada larga y sorprendida a la chica que se sentó despreocupadamente en el suelo frente a ellos dos.

-       ¿Qué edad tienes? – le preguntó al fin, no podía darle crédito a sus ojos, para ser una doctora en física molecular y nano tecnología se veía demasiado joven.

-       Dieciocho.

Juan Felipe estaba impactado, miró a los lados como pidiendo ayuda - ¿Cómo has hecho para hacer todo esto con dieciocho años? – ella se encogió de hombros y lo miró con fastidio:

-       Soy muy inteligente.

-       ¿Cómo terminaste en Japón si no eres japonesa?

-     Soy una niña abandonada – respondió como si fuera lo más natural del mundo – una niña abandonada y súper dotada que hizo un test de inteligencia en MENSA y arrojó un coeficiente muy alto que una universidad japonesa quiso aprovechar porque se iba desperdiciar en un país tercermundista con muy baja calidad educativa.

Se quedó perplejo mientras el otro joven soltaba una risita.

-       Yo no estoy controlando la mente de nadie señor Casas, estoy modificando patrones de conducta, simplemente mi terapia es más directa y especifica que la de un psiquiatra ¿Está mal que yo modifique el comportamiento de un psicópata en potencia? – le dedicó una sonrisita algo burlona – que en vez de dedicarse a matar serialmente se dedique a la búsqueda de la erradicación del hambre.

Ella lo miró con intensidad.

-       El Bornaviridae Humanus se trasmite por el aire, lo adherimos a un virus de gripe común – le explicó – como existen cientos de virus de gripe algunos de los cuales llegan a nuestro organismo y se van sin que produzcan más que un simple dolor de cabeza, cuando el Bornavirus entra al organismo por las vías nasales o bucales se desplaza hasta el cerebro donde se aloja, como ya le ha dicho mi colega, en los núcleos de las células cerebrales reproduciendo los síntomas que normalmente causaría el virus, esto mientras rastrea las funciones de pensamiento, debilitándolas lo suficiente para introducir nuevas ideas en el cerebro, algo así como publicidad subliminal – se inclinó hacia él y le susurró – aquellos individuos que por su configuración cerebral o por sus patrones de conducta desarrollados no son aptos para reproducir el nuevo patrón es eliminado. De este modo garantizamos una nueva generación con un sentido ético más alto y con metas más claras. Todo esto sin alterar demasiado o muy notablemente la capacidad para tomar decisiones propias, la única diferencia es que su cerebro está mejor preparado para analizar las probabilidades y tomar una mejor decisión.

-       Tú te crees Dios – le susurró – crees que puedes hacer lo que se te dé la gana.

-       Señor Casas… yo no creo en Dios y a diferencia de él, estoy aquí haciendo algo útil para cambiar a esa humanidad que diseñó a su imagen y semejanza… tal vez mi colega tenga habilidades más desarrolladas para tener tacto suficiente para decirle las cosas, pero yo no, soy más… pragmática… una cualidad producto de mi desarrollado coeficiente intelectual – le sonrió – En estos momentos millones, miles de millones de mis nanobots están siendo lanzados al aire, ellos se encargaran de limpiar el aire y disminuir la polución, se enterraran en la tierra y nos indicaran cuales son las mejores locaciones para construir nuestras nuevas ciudades, se sumergieran en los océanos y nos darán toda la información necesaria para reducir la contaminación. Todo esto mientras nuestra fundación sale a la luz pública ofreciéndole un futuro mejor a la humanidad sin que ningún sistema político, económico o militar pueda interferir.

Se levantó del suelo, se sacudió el trasero y lo miró con esos ojos marrones e intensos.

-       Desde hace décadas necesitamos un cambio, pero nadie quiere atreverse a hacerlo, los más poderosos tienen una guerra secreta para ver quién tiene más dinero y más poder… Yo eliminé eso, ahora soy yo la que tiene más dinero y más poder, y como ahora tengo el poder para hacer las cosas y no tengo necesidad de competir para tener más dinero, simplemente voy a hacer lo que se tiene que hacer – Sonrió – Estamos creando un nuevo mundo, en los que usted, ni nadie podrá interferir – entornó un poco los ojos – Yo controlo el internet, las comunicaciones satelitales, los bancos, las redes sociales, la televisión, la radio y cualquier medio impreso – acentuó su sonrisa – nadie le va a creer señor Casas, usted no nos descubrió, nosotros lo trajimos para contarle todo, nosotros lo emboscamos y ahora le introdujimos nanobots que nos permite saber qué come, cuándo va al baño, si está asustado y si usted decide hacer algo estúpido.

Aashur se incorporó de su asiento y se colocó al lado de su colega.

-       Solo hay dos opciones – le dijo con amabilidad el joven – Se aparta y nos deja trabajar en paz o trabaja con nosotros en la construcción de esta realidad más amable e inclusiva.

Se alejaron caminando en silencio, solo habían dado un par de pasos cuando se detuvieron, la chica se volvió un poco y le dijo con una sonrisita que le dio escalofríos.

-       Bienvenido al Nuevo Mundo señor Casas… a su hijo le espera un maravilloso futuro… ¿Qué va a hacer al respecto?

Se alejaron en silencio y se perdieron entre las personas que caminaban por la plaza, se quedó sentado en el banco pensando en qué iba a hacer, si debía volver a su casa con su familia.

Pocos minutos después un chiquillo como de nueve años apareció corriendo por un costado de la plaza, venía saltando y haciendo cabriolas con el uniforme escolar, se detuvo frente al paquetico arrugado, lo recogió del suelo y se encaminó al basurero más cercano depositándolo dentro.

Se volvió hacia el periodista, lo miró intensamente por unos segundos y le sonrió.

-       ¡¡SEÑOR CASAS – dijo en voz alta y tono amable desde su lugar al lado del basurero – NO SE OLVIDE PONER LA BASURA EN SU LUGAR!! – el niño corrió con su saltarín andar hasta él y acercó su rostro hasta el de él y le susurró siniestramente – Recuerde que lo estamos vigilando.

El niño se fue saltando y riendo con infantil felicidad, de esa manera en que solo un niño puede ser feliz, se detuvo un instante, recogió una lata de aluminio del suelo y la depositó en el basurero como segundos antes había hecho con el paquetico de cigarros, luego se fue y antes de cruzar la calle hacía la escuela, se giró y lo saludó con la mano.

“Recuerde que lo estamos vigilando”

La frase seguía retumbando en su cabeza al ritmo acelerado de su corazón, empezó a sentir un dolor intenso en su pecho y le faltaba el aire. Un mensaje sonó en su celular, rebuscó entre su bolsa con las manos temblorosas el celular y le dio a leer.

“Está teniendo un ataque al corazón, debería ir a un hospital.
Dr. Aarush Jayaprada Rujul


FIN

jueves, 23 de abril de 2015

Del oficio de escribir: Los libros son la primera escuela.

Hoy veintitrés de abril celebramos el Día Internacional del Libro, muchos escritores han sacado promociones de sus obras, otros se han lanzado a eventos promocionales en los que se hacen conversatorios y charlas, y algunos se han puesto a reflexionar sobre este día debido al oficio de escribir.

Por ejemplo hoy voy a hablar de los libros y cómo estos deben influir en los escritores, sobre todo en aquellos que como yo, se están lanzando a dar sus primeras brazadas a ver qué tal nos va, y más aún en aquellos que solo asoman tímidamente la posibilidad de empezar a escribir.


Cuando has tomado la decisión definitiva de escribir al público, la visión del escritor pasa a formar una mente dual, en la que ya no solo se impregna de la historia y de sus emociones, sino que empieza a diseccionar la estructura; algo así como lo que le sucede al que estudia cine, ya después de empezar la carrera las películas dejan ser meras películas, empiezan a analizar la fotografía, la producción, el elenco, el sonido, la cámara y demás; de esa misma forma el nuevo escritor comienza (o debe comenzar) a analizar el libro.

Ciertamente hay personas que escribimos infiriendo ciertas normas gramaticales y de redacción, digo infiriendo porque no nos dedicamos a estudiar la lengua y sus normas a cabalidad, sino que nos lanzamos a escribir con el conocimiento ingenuo que nos da la escuela, algunos no sabrán que es un pasado perfecto, qué es un adverbio, ni si se rió se acentúa o no; noveles escritores que no están muy pendientes de si la Real Academia de la Lengua Española decide que twittear es un palabra que se usará en el castellano y tendrá un nicho en nuestro diccionario. Y en cierta medida esos tecnicismo de la lengua los vamos adsorbiendo a medida que vamos corrigiendo, revisando y publicando; porque es mentira que con el paso de los años un escritor no se equivoca, ojala pudiésemos conversar con los artífices de la coherencia detrás de las obras de grandes y admirados maestros en la literatura.

Lo que si debemos ver, más que con pasión, con objetividad, es que aunque uno desee innovar y romper las estructuras ortodoxas que dominan la literatura, primero hay que conocerlas, usarlas, empaparnos con ellas y respetarlas; luego cuando la experiencia nos de la sabiduría para romperlas y no hacer el ridículo, osar y hacerlo.

En mi trabajo de correctora me he encontrado con una ensalada desagradable de guiones, suspensivos y comillas usados indiscriminadamente para determinar los diálogos; y aparte de todo eso, hacen los diálogos de corrido en una sola línea; así que mientras voy unificando el criterio de nuestro bien amado guión o comillas, también tengo que dilucidar quién dice qué cosa, eso queridos amigos, es causa de rechazo de una novela.

Las muletillas y cacofonías son el pan de cada párrafo al corregir, evidentemente hay algunas personas que se toman la delicadeza de buscar sinónimos, palabras con el mismo significado que sustituyan las repeticiones, convirtiendo la lectura en algo fluido y agradable, si no somos capaces de emular esa norma básica al escribir, y más que nada por pura arrogancia, se han equivocado de oficio, al mundo de las letras se debe entrar con humildad. El uso indiscriminado de: a el/la, de el/la, para el/la, el repetir cuatro o cinco veces en el mismo párrafo de diez líneas que estaba en la casa, su casa, la casa; hacen lenta y pesada la lectura.

Narrar en tiempo pasada y soltar una acción en tiempo presente es como un balde de agua fría en la narración, por más concentrado que uno esté mientras lee, el cerebro registra la anomalía, obviamente si es una o dos en toda la historia puede pasarse, pero que de un párrafo a otro se generen esos cambios en los tiempos narrativos da dolor de cabeza y hará que el lector deje olvidado ese libro para siempre.

Evidentemente hay elementos más técnicos que dominar, algunos los adquiriremos con el tiempo, otros no; pero lo importante es comprender que esos libros que nos inspiraron a escribir lo hicieron no solo por su historia, el libro no es solo su historia, detrás de cada página hay un trabajo multidisciplinario que permite que ese objeto de tus pasiones te inspire, bajo esa premisa: ¿Convertiremos nuestras obras en escuelas para los futuros escritores que nos leerán?


Desde que estoy en este mundo he repetido hasta la saciedad una premisa que procuro mantener en mi proceso de escribir: “La mejor historia del mundo se puede perder si no está bien planteada” y ese planteamiento engloba TODO.

Siempre he sostenido que llamarme a mi misma escritora es un título muy grande y que requiere de una responsabilidad muy pesada, porque desde mi punto de vista y tras veintinueve años de libros a cuestas, mi visión de los que escribieron esas obras es muy idealizada, no viene acompañadas de caballeros andantes ni de damiselas en apuros; la verdad llana es que considero que estos autores, los de los libros que me educaron, fueron personas con una sensibilidad especial hacia el mundo, con una imaginación peculiar y diferente que los condujo a sobresalir entre otros, que ellos supieron unificar los distintos matices emocionales en un solo personaje logrando que miles de personas por un instante fuesen una sola. Desde este punto de vista, llamarme escritora, da un poco de miedo.

Pero más allá de todo eso, de que los libros sean nuestra primera escuela, los que escribimos para publicar debemos comprender que esa obra es nuestra mientras se escribe, que ya después que abandona nuestras manos pasa a ser del lector, y es a ellos a quienes les debemos el respeto y la responsabilidad de entregar una buena obra; esto significa que debemos bajarnos de esa nube esponjosa llamada ego y entender que ese lemita que a más de uno le he oído y leído “Es que yo escribo así, ese es mi estilo” no es excusa para la mediocridad.

Entre los amigos que comparten conmigo este mundo nos criticamos duramente, incluso nos insultamos a veces (aunque esto tiene más que ver con jodedera que con intenciones destructivas) pero hemos optado por decirnos la verdad, así que cuando alguien se acerca a mí preguntándome si la historia sirve, yo siempre procuro decir la verdad.
Saludos… Y feliz día del libro.

martes, 21 de abril de 2015

Leyendas de Venezuela: La Sayona

Como he mencionado en entradas anteriores, las leyendas se comparten en la memoria colectiva de los pueblos del mundo; pueden cambiar de nombre, ser ligeramente diferentes, pero en esencia continúan siendo la misma historia. Pero hay cierto encanto en esas pequeñas leyendas que son completamente autóctonas, porque contienen ese aire natural y propio de nuestro pueblo.

En Venezuela tenemos a La Sayona, una mujer muy hermosa que fue maldita por su madre antes de que la asesinara, justo después de asesinar a su esposo; todo producto de los celos causados por las sospechas de una traición marital entre ellos.

Ciertamente la historia detrás de la leyenda es simple, pero cuando se investiga más profundamente uno encuentra historias más antiguas que le agregan un aura más macabra a los hechos; esta mujer hermosa, después de cometer tan terrible acto, decide suicidarse, pero la muerte no se presenta, se da cuenta que tras su atrocidad ni Dios ni el Diablo la aceptaron y queda atrapada en este mundo.

A causa de su desgracia, decide vagar por los llanos, tentando a los hombres a ser infieles, alejándolos hasta los cementerios y matándolos de un susto; también se dice que seduce a los hombres en las tascas y tabernas y luego los castiga atormentándolos hasta la muerte. La leyenda de La Sayona tiene una muy clara moraleja.

Suele existir confusión entre este espanto y La Llorona, porque algunas versiones en Venezuela aseguran que ella asesina a su marido en un arrebato de celos, prendiéndole fuego a la casa donde vivían, y dentro estaban los hijos de ambos.

La Sayona es una de esas leyendas que abandonó los llanos y sabanas, se instaló en la ciudad, hay gente que asegura, hombres en realidad, que la han visto, sale de noche, viste blanco, es una mujer extremadamente hermosa y elegante, muy sensual, los hechiza y los lleva a sitios oscuros y solitarios y cuando ya los caballeros están a punto de sucumbir a sus encantos, se transforma en una mujer horrorosa, rostro cadavérico, ojos profundamente negros y dientes afilados, que se abalanza sobre ellos y se recrece hasta adquirir dimensiones enormes; ella los asusta hasta la muerte y los que no perecen tras su encuentro, empiezan a “caminar derechitos”, es decir, se convierten en hombres sanos y fieles.

Se dice también que cuando un hombre tiene una amante fija, La Sayona también se le aparece a ella, pero esta versión es muy poco conocida.

El año pasado, me tomé el atrevimiento de realizar una novela corta basada en La Sayona, que terminé enviando a un concurso: IV Convocatoria por una Venezuela Literaria 2014; y obtuvo el primer lugar en narrativa. Es una historia oscura, sórdida y cruda, titulada Lasayona.com, en la que el espanto se ve obligada a hacer uso del internet para ofrecer sus servicios de castigos para esposos infieles.

Esta novela puede ser adquirida por la página web de la Editorial Negro Sobre Blanco.



Y próximamente saldrá en el compendio de Los hijos malditos de mayo, una entrega que les obsequia tres historias basadas en las leyendas más populares de Venezuela.


Les dejo el book-trailer promocional… espero que se asusten con él.


Saludos desde mi mundos oscuros...


Escritores venezolanos: Kasandra Finol

Recientemente escribí sobre los escritores, más específicamente sobre la vocación de escribir.

Hoy voy a escribir sobre Kasandra Finol, una joven escritora venezolana que ejemplifica lo que quiero decir cuando aseguro que el escritor debe ser osado.



Kasandra Finol tiene poco más de cuatro años en el mundo de la literatura, aunque he leído muy poco de ella, recientemente tuve la oportunidad de leer uno de sus libros antes de que saliera a la luz. El libro número dos de la serie de relatos: “No es Inspiración… son los sonidos de su voz.”, en este libro se ve a una autora distinta, que se enfrenta a un nuevo reto escribiendo relatos de drama, que van dejando en los lectores moralejas claras y precisas. En este libro, ella decide explorar y lanzarse en otra dirección, experimentar un camino distinto que le permite jugar con su estilo y romperlo, sale de su enfoque tradicional y se aventura a cambiar.

En esta segunda entrega da un giro más maduro, regalándonos historias con un contenido más profundo, buscando mostrar esas realidades que, de tan terribles, creemos inexistentes, pero que pueden tocarle a cualquiera si la mala suerte los alcanza. Igualmente nos trae historias de amor que matizan a los otros relatos, obsequiándonos finales felices, dándonos la esperanza de que a nosotros también nos puede pasar.

Siempre he sostenido que no se debe hablar mucho de un libro, que hay que respetar al lector y su inteligencia, que descubra qué hay detrás de cada historia, que se sumerja en el misterio y disfrute el camino. Yo lo único que puedo hacer es recomendar la lectura, no solo de esta obra, sino de todas sus obras, que pueden adquirirlas a través de las webs:


Para cerrar, solo puedo decir que Kasandra es una excelente persona, ha sido una gran guía a todos los que hemos entrado en este mundo de la auto-publicación, nos da tips, nos ayuda a resolver problemas, es una mujer agradecida y dispuesta a ayudar a todo aquel que lo necesite; tiene su carácter (pero todas las arianas lo tenemos, así que… aguántense) y siempre de sus labios saldrá verdad, aunque a veces pueda sonar cruel, pero hay que agradecerlo, porque en estos tiempos las personas cada vez más saben poco de honestidad.

De todos los relatos escritos, me gustó mucho “Dentro del lago”, una historia cruda, oscura y triste, que te golpea cuando te das cuenta de que ese es el destino de muchas mujeres.

Saludos desde mis mundos oscuros…


lunes, 20 de abril de 2015

Saga Los Condenados, La Caída de la Torre, Cap. II

Capítulo II
Akcron y Xoia convivían en la misma urbe fingiendo conocerse por los círculos sociales que ambos compartían y frecuentaban en Metrópolis 2.
En un buen vehículo tomaba día y medio llegar hasta allí desde Metrópolis 3. Volando, solo era cuestión de un par de horas.
Xoia partió en un carro blindado; Akcron desconocía si viajaría todo el trayecto por tierra o si como él, regresaría por aire. Fue el último en partir justo detrás de Attlas y tras seguirlo un par de kilómetros tomó una desviación que lo llevaba a un helipuerto clandestino cerca de Metrópolis 3.
Vio el brillante fuselaje del helicóptero a lo lejos a pesar de la poca luz de la luna, podía verlo a la perfección gracias a su afinada visión y excelente sentido de la vista, la oscuridad para él no era un obstáculo, sus ojos se habituaban a la cantidad de luz y  simplemente era como ver durante el día. Un suspiro se escapó de sus labios de forma inconsciente, llevaba una velocidad constante pero no iba demasiado rápido, no tenía apuros en llegar y se tomaba su tiempo para cavilar sobre la reunión y lo poco exitosa que había sido según sus consideraciones. Sabía de antemano que Laiha estaría más que renuente y desinteresada en participar en ninguna guerra o conspiración a menos que la recompensa fuese lo suficientemente jugosa.
Y a ella no la tentaban las ganancias monetarias y podía imaginar que la opción de volver a su mundo de origen tampoco le parecería útil y valiosa.
Xoia estaba genuinamente preocupada, si los humanos decidían limpiar el mundo de los seres que hacían cada vez más evidente su existencia, todo terminaría terriblemente mal para ellos. Una masacre innecesaria desde su punto de vista como estratega y diplomático, pero su opinión personal no contaba, al fin y al cabo por más que moviera los hilos desde la oscuridad, no siempre podía influir del modo que deseaba sobre los demás y las decisiones eran tomadas a pesar de que no le convenían a sus propios intereses.
La diferencia entre sus intenciones y las de Xoia radicaba en la cantidad de información que él poseía y que le parecía pertinente mantener en secreto, el tiempo indicado para revelar lo que sabía era clave para determinar la participación definitiva de Laiha en todo lo que ya se estaba moviendo en las sombras; las cuales todos podían percibir y que en efecto estaban plagadas de espantosos monstruos que iban más allá de su comprensión.
El detalle con los humanos era que consideraban su existencia demasiado importante, producto de lo efímera que era; su vida, en perspectiva, era en extremo corta comparada con todos ellos, y los humanos involucrados no querían darse cuenta que no jugaban un papel preponderante en toda la trama debido a esta diferencia insalvable, lo que había traído como consecuencia que este mundo fuese considerado solo el basurero de atrás, un lugar a donde fueron expulsados una cantidad de seres volátiles y peligrosos, una suerte de prisión muy pintoresca, con demasiados guardias inútiles y muy pocas celdas especiales.
Porque eso eran los humanos, los medianamente especiales eran más que todo contenedores, prisiones para mantener cautivos a Los Condenados.
Tras todos los acontecimientos que se detonaron antes, durante y después de La Ruptura, la misma humanidad fue extinguiéndose, victimas de sí mismos y de su ambición, ahora en comparación solo eran un puñado de sobrevivientes en tierras demasiado hostiles.
Pero la humanidad demostró que ante la adversidad eran bastante flexibles y adaptables, una cualidad única, si se tomaba en cuenta.
Se detuvo junto al helicóptero donde dos personas lo esperaban, el hombre ataviado de negro se acercó hasta la puerta y abrió inclinando la cabeza muy respetuosamente mientras él salía del carro, no le dirigió siquiera unas palabras de agradecimiento, se subió a la nave y se sentó en el puesto del piloto, comenzó a accionar los controles mientras a su lado se acomodaba en silencio la mujer
El carro partió rumbo a la ciudad mientras las hélices empezaban a girar, podía ver las luces a lo lejos; se preguntó las verdaderas razones que Laiha podía tener para excluirse de las Metrópolis donde podía pasar desapercibida como una humana más por el simple hecho de ser grupos más nutridos de personas.
Él gustosamente la hubiese hecho entrar en Metrópolis 2.
Se elevaron en el cielo nocturno, Akcron no tenía deseos de hablar y menos aún con su compañera; con la que tarde o temprano se vería obligado a compartir sus impresiones sobre aquella reunión para luego informar a La Corte de sus avances – Tal vez ahora los Solaris estén dispuestos a volver a ocupar un lugar dentro de La Corte – tuvo la certeza que de suceder eso, Laiha tal vez encontraría mejores motivos para unirse de nuevo a las filas enemigas, pero eso era mucho menos que una vaga esperanza.
Repentinamente se sintió cansado, vio su reflejo en el vidrio, su cabello azabache, su piel nívea, sus ojos grises, sus labios rojizos y provocativos, las líneas estilizadas de su rostro que acentuaban esa cualidad sensual que exudaba naturalmente por su raza; ya no quedaba ni un solo rasgo del antiguo humano que usó para poder estar definitivamente en este mundo, absorbió no solo su energía sino todo en él y desde La Ruptura poseía el poder de viajar entre los mundos.
Una habilidad que Los Condenados no podían siquiera concebir.
Pero cuando Laiha se quitó el casco, todavía quedaban rastros de su humanidad, habían sido muy evidentes para él y posiblemente para los otros también: los ojos marrones que se tornaron azules en el momento justo, la piel ligeramente bronceada, el cabello ondulado; de todos ellos era la que menos había cambiado en comparación. De Attlas quedaba poco, incluso la magia y el tiempo habían cambiado los rasgos de Xoia, la única humana que jugaba un papel importante en toda aquella intriga.
Ya estaban llegando a Metrópolis 2, sobrevolaron uno de los domos menores que se abrió al cielo lentamente dejando al descubierto una pista de aterrizaje y un espacio lo suficientemente amplio para maniobrar un descenso entre una fila de helicópteros todos iguales.
Metrópolis 2 era la ciudad que poseía la mejor y más avanzada tecnología que existía, Akcron había modelado aquella ciudad, era el artífice de una trampa perfectamente diseñada para que La Corte confiara en la estabilidad y la seguridad de ésta; si todo salía como lo había planeado, primero los arrinconaría allí, brindándoles una seguridad que realmente no poseían, cuando La Corte en pleno estuviera instalada dentro de la ciudad, él se encargaría de dejar entrar a todos aquellos que quisieran ajustar cuentas con los malditos bastardos.
Soltó una risita malévola de manera involuntaria.
Su compañera lo miró de reojo, no confiaba en él y Akcron lo sabía, lo supo apenas la conoció; él no solo no le inspiraba confianza, sino que además le aterraba su sola presencia, pero tras años de entrenamiento en La Corte se dominaba muy bien y eso él se lo concedía de buena gana, era fuerte y lograba controlarse, pero era simplemente una pieza reemplazable en todo ese ajedrez que estaban jugando: un simple peón. Aunque si era honesto consigo mismo, eso eran todos, incluido él, simples peones reemplazables.
Aterrizaron de manera perfecta, se bajaron del helicóptero y se dirigieron a una cabina que los llevaría a la ciudad en cuestión de minutos; ella quería preguntarle la razón tras aquella risa tan maligna, pero era mejor esperar a que él se decidiera a hablar. En todos los años que habían servido juntos, no había logrado conseguir ni una sola pista o prueba de que Akcron los hubiese traicionado o los estuviese traicionando, situación que le causaba una frustración palpable, muchos miembros en La Corte mencionaban que era un traidor, pero todos ellos lo hacían con suma discreción, era una sospecha colectiva susurrada en los rincones oscuros de La Corte, nadie osaba levantar la voz y acusar al príncipe de una de civilización grande y afianzada; más aún a él, que durante eones había ejecutado a la perfección todas las misiones encomendadas, no había modo de probar una alta traición de su parte, pero era una cuestión que todos sabían, que presentían; incluso cuando él había sido el responsable de entregar a dos de los principales traidores al Edén y La Corte.
–Laiha no tiene interés en participar de ningún complot – dijo finalmente de manera distraída mientras miraba por los paneles de vidrio cómo se deslizaba la cabina a través de un pasillo tubular de paredes transparentes que les permitía observar todo lo que sucedía en aquel centro que rodeaba la ciudad; era la única parte que coincidía con la verdadera naturaleza tecnológica de ésta: todo era metalizado y controlado por inteligencias artificiales y robots – Xoia asegura que los humanos se están organizando ante un posible ataque de algún grupo de Condenados.
–¿Y eso va a pasar? ¿Los Condenados tienen planeado atacar las ciudades de los humanos? – no había emoción alguna en su voz.
–No – aseguró Akcron – Attlas es quien mantiene contacto con ellos, él se dedica a lo que mejor sabe hacer: disfrutar de los excesos. Arregla peleas ilegales entre Los Condenados, él gana, ellos ganan, los humanos se divierten, pero todo es ilegal.
–Attlas aseguró eso, ¿No?
–Attlas no puede asegurar nada, ni siquiera nosotros podemos asegurar nada, ellos no tienen un patrón de comportamiento definido, aunque quisieran revancha, no quieren caer en un peor basurero que este mundo.
La mujer asintió comprensiva, odiaba este mundo, era restrictivo para sus habilidades, demasiado denso.
–Por ahora solo podemos confiar en lo que Attlas dice, Los Condenados todavía no saben qué van a hacer, nadie se ha levantado como líder para organizarlos, los pocos seres de alguna importancia que fueron confinados a este lugar no tienen interés en dirigir a un montón de resentidos y los demás, los peces gordos, esos están en el Hades y a pesar de que el velo que separa a este mundo de ese no es muy grueso, ni siquiera La Ruptura les dio el poder de liberarse de aquel sitio atemporal; el ambiente de este mundo es excesivamente denso, la energía que pasa de nuestros mundos a éste no alcanza a llegar allá.
La mujer aceptó que tenía razón, los rumores decían que la antigua heredera de la casa Solaris no tenía intenciones de enfrascarse en batallas en las que sabía había demasiadas desventajas. Desde que la Antigua Familia había abandonado La Corte, las posibilidades de Laiha Solaris se habían reducido drásticamente, por otra parte Attlas nunca se había caracterizado por demostrar demasiado interés en la política y en las intrigas, simplemente disfrutaba generando caos y problemas, era un psicópata nada mas, fácil de mantener bajo control.
Akcron percibió todas las cavilaciones de la mujer con bastante satisfacción; como siempre cada uno actuaba su papel impecablemente, si realmente aquella mujer entendiera el alcance de lo que esas condenas habían generado comprendería que el peor error que habían cometido en La Corte había sido ese: enviarlos a este mundo; sembraron bombas de tiempo que estaban próximas a explotar.
–Mi querida Eudokia – dijo Akcron con su voz más seductora – por ahora no debemos atormentarnos, hay que dejar que todo siga su curso natural – la cabina se detuvo y las puertas se abrieron a una habitación exquisitamente decorada, a partir de allí, el modernismo y la tecnología quedaban perfectamente ocultos tras el modelo de una ciudad humana clásica. Metrópolis 2 era un monumento a la antigua y triste gloria de los humanos – entreguémonos a placeres mas encantadores.
Las puertas se abrieron dando paso hacia otra habitación, allí, casi como en un frenesí, decenas de mujeres y hombres se entregaban a los placeres más básicos de comida y bebida, todo en abundancia; se abalanzaban a las bandejas con gula y entre las sombras no demasiado oscuras de ese pequeño salón, se entregaban lujuriosamente a los placeres de la carne.
Eudokia sintió sed.

Akcron posó delicadamente su mano sobre aquel hombro cubierto de cuero; los rasgos de la vampiresa se acentuaron cuando el delicioso aroma del lugar llegó a su olfato, empezaba a sentir cómo su excitación aumentaba exponencialmente, y no podía culparla, todo lo que se encontraba en ese recinto estaba servido para su disfrute.