sábado, 25 de abril de 2015

Del oficio de escribir: ¿Por qué concursar?

En los últimos años ha crecido exponencialmente la cantidad de concursos literarios a nivel mundial; las tecnologías nos han servido de trampolín para acceder a las editoriales de manera más contundente, ya no tenemos que depender de imprimir un manuscrito de ciento cincuenta hojas, anillarlo y luego enviarlo por correo a las editoriales con la esperanza de que en algún punto no demasiado lejos en el futuro, nos contacten con la temida o anhelada comunicación.


Ahora, gracias a la red, podemos enterarnos de los concursos literarios en otros continentes, permitiéndole a los escritores, saltarse el océano y participar por medio de un correo electrónico; una bendición que recibimos con placer aquellos escritores que no escribimos géneros adecuados para las casas editoriales de nuestros países, porque no es un secreto que algunas editoriales son mas estrictitas en sus políticas de publicación y no aceptan con facilidad los géneros que salen del “convencionalismo social” a menos de que la obra en cuestión sea de un autor renombrado.


Claro que la difusión masiva por la red los ha obligado a flexibilizar dichas políticas, dando apertura a nuevos talentos dentro de la literatura, pero con ciertas reservas. Aún hoy en día las editoriales continúan siendo las “máximas autoridades” dentro de este mundo y como algunas máximas autoridades en otros ámbitos, se niegan a cambiar; por suerte existen algunas mentes brillantes y rebeldes que se lanzan en dirección al cambio sin mirar atrás, esas son las editoriales que nos ofrecen algo de esperanza a las personas que no escribimos romance, ni ficción histórica, o las novelas convencionales.

Pero por qué es tan importante concursar, qué merito tiene que llamen a cien escritores solo para premiar a uno o a ninguno, cuál es el criterio para escoger una obra ganadora que al final, probablemente, terminará siendo una más del montón.

Simplemente porque el concursar te da perspectiva, aunque no ganes, el saber que vas a concursar con otros te obliga a replantearte la obra; la escribes con mayor cuidado, te esmeras en minimizar los errores, corriges las faltas de ortografía con más precisión, porque el panel que va a hacer las veces de jurados no son simples lectores que tal vez no comprenden de cuestiones técnicas (que sí existen en el mundo literario, por más que nos queramos sentir libres), las personas que están allí son escritores, que se supone, saben de escribir, que han pasado y pasan por el camino que nosotros transitamos, que han ganado experiencia y pueden ser eminencias dentro de sus géneros; es decir, concursar te obliga de una manera muy sutil a escribir mejor.

Si contamos el hecho de que después de unos intentos (o muchos, dependerá de la terquedad de cada escritor, los habemos muy tercos) conseguimos el tan ansiado premio que le dará peso a nuestra obra y contribuirá a que nos noten un poco más; esto también nos servirá para establecer estándares de calidad dentro de nuestra obra, de ese escritor ganador, se esperarán más obras geniales dignas de galardones cada vez más importantes, que finalmente se convertirán en el currículo de dicho autor.

Obviamente hay autores que pensarán que no necesitan concursar, por X o por Y razones, que pueden ser desde las más mediocres hasta las más acertadas; pero desde mi punto de vista haber sido merecedora de un premio en narrativa me motivó a mejorar cada día, a pulir mi talento para escribir, a plantear mejor mis historias, a convertirme en mejor escritora. Ciertamente encontraremos aquellos que se inflan como sapos y se creen de mejor familia por ganar un par de premios, no menosprecio su talento en sí, pero si me burlo de su calidad humana, creer que eres un genio solo por ganar un premio es ridículo. Conozco un par de escritores con una amplia gama de premios y menciones, y son personas normales, que donde los pongan seguirán siendo eso: personas.

Es bueno concursar, porque puede ser la puerta para publicar en una editorial prestigiosa. En la actualidad sabemos que las razones por las cuales algunas editoriales contratan a nuevos escritores son por sus ventas en Amazon u otras plataformas, al fin y al cabo, para la editorial es un negocio. Pero para nosotros los que escribimos, es un sueño laureado, una meta romanticona, muchos de nosotros no escribimos por dinero (si llega a ¡Bienvenido!) sino porque queremos ser recordados, pasar a la posteridad por nuestras obras, dejar un legado útil a las nuevas generaciones y que perdure en la historia; en resumidas cuentas soñamos que en algún punto nuestros nombres se mencionen junto a los grandes como referencia al cambio, como un notado exponente dentro del mundo literario de nuestra época.

¿Es necesario para un escritor concursar? Tal vez sea la pregunta que algunos de los lectores se haga, la respuesta es: no. No es necesario concursar, pero el concursar te obliga a asumir un reto, no solo de ser mejor, sino te obliga a asumir un reto contigo mismo, de salir de esa zona de confort en la que muchos escritores se encierran y te permite experimentar.


¿Qué ha cambiado en mí después de haber ganado un concurso de literatura? Que me he vuelto muy auto critica, y someto a mi obra a un escrutinio más denso, ha sido una responsabilidad muy grande la necesidad de que lo próximo que salga de mis manos de la talla, que sustente el hecho de que sí me merecía ese galardón.


Saludos a todos, supongo que mucha gente que se ha lanzado a escribir no pensaba que esto requería de tanta reflexión.  

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