Cuando nos ponemos a escribir, y
después de altos y bajos, espirales de montañas rusas, insomnios, estallidos de
creatividad y todo lo demás, nos encontramos con la grata sorpresa de que hemos
escrito un libro por primera vez. Comienzan las preguntas: ¿Y ahora qué? ¿Cuál
es el siguiente paso? Entonces nos ponemos a pensar en grande, enviarlo a esta
o aquella editorial, mandarlo a concursar, volvernos mundialmente famosos,
firmar libros, y seguir escribiendo… claro, después de que alguien lo lea y de
su opinión.
La
verdad es que el proceso del libro comienza apenas terminar, es un proceso
largo de correcciones y revisiones que se hacen para homogeneizar el contenido;
esto es necesario porque en el proceso de inspiración muchas veces no nos
percatamos de lo que escribimos y por ende no notamos que, más que comernos
unas letras, conectivos o tildes, nos hemos saltados ideas completas. Por esta
razón es que como escritores, antes de afanarnos por buscar algún interesado en
leernos, debemos dejar que la excitación del momento final, el orgasmo cerebral
que sufrimos, pase finalmente y leer la obra con ojo crítico para descubrir
esos pequeños o grandes fallos en la narración que la corta abruptamente. Muchas
veces para esto necesitamos que trascurra una semana como mínimo, aunque sea un
suplicio no dar a conocer nuestra recién nacida apenas ha salido.
Después
de este proceso traumático, debido a la ansiedad que experimentamos por la
espera, hay que volver a engavetarlo y continuar esperando; la distancia nos
permite ser más objetivos, nos da la oportunidad de corregir los tiempos mal
usados, de encontrar las cacofonías, acentuar, usar las palabras
adecuadas (porque no es lo mismo sede que cede) y acomodar esos detalles
disonantes y extraños en la trama.
Y
todo lo anterior debes hacerlo antes de que llegue a manos de una editorial
que, en caso de que acepten la obra, luego enviará a un corrector ortográfico,
a uno de estilo y posteriormente a edición. Porque si queremos que nuestra obra
tenga la oportunidad de sobresalir entre las cientos de novelas que les llegan,
debe ir lo más pulcra posible. Pero en caso de que el autor decida lanzarse a
ser independiente, no significa que está exento de todas esas revisiones y
correcciones mencionadas arribas, muy por el contrario, es cuando más debe ser
meticuloso, objetivo y muy delicado con las correcciones de su obra.
El
autor debe estar consciente del simple hecho de que ya esa historia no es suya,
los argumentos que todos hemos escuchado hasta la saciedad: “Así escribo yo”,
no será tragado por el lector, mucho menos por aquel que lee con ojo crítico.
Escribir un libro no te convierte en genio, ni en alguien especial, ni en súper
dotado; así que es recomendable que el autor se baje de esa nube esponjocita en
la que ha estado flotando y asiente los pies en la tierra, por respeto al
lector, un autor independiente debe entregar una obra lo más pulcra posible.
Es
por esta razón que los escritores debemos usar los servicios de corrección si
no nos sentimos capaces de corregir hasta diez veces nuestra obra antes de que
vea la luz; o si por ejemplo no tenemos a alguien que nos haga el favor de
corregir nuestra a obra a cambio de la reciprocidad. Como correctora les puedo
asegurar que el proceso de corrección es un trabajo arduo, no es solo tildar
una palabra aquí o allá, ni acomodar una palabra mal usada, muchas veces me ha
tocado reescribir un párrafo completo para darle coherencia, incluso he tenido
que adivinar qué quería decir el autor con las frases inconclusas. Es por esta
razón que los servicios de correcciones cuestan, porque requieren de
perspicacia; es por esta razón que si un autor quiere un acabado profesional en
su obra, debe dedicarse a corregir con meticulosidad o pagar los servicios de
un corrector.
Después
de meses en este proceso, donde nuestra criatura ya ha madurado, comienza el
proceso de la forma; este requiere de un tiempo muchísimo más inferior que el
anterior, pero también es muy necesario. Si un autor no conoce las herramientas
que le permitirán diagramar su libro para las plataformas de publicación, sean
estas virtuales o no, deberá buscar a alguien que sí lo haga. Lo forma es
importante, hay un proceso de percepción visual y psicológica a la hora de
leer, la manera en que nuestro sistema visual funciona nos da ideas de cómo
debemos diagramar; adicional al hecho de que existen ciertas normas básicas que
cumplir, normas que le permitirán al lector moverse con mayor facilidad por el
libro. Las fuentes muy pequeñas producen cansancio visual, las muy grandes es
un desperdicio de papel y tinta, que no haya una buena alineación hace que la
vista salté, los diálogos mal estructurados causan confusión y la lista
continúa. Adicionalmente se han agregado nuevas normas cuando se trata de
plataformas virtuales, conocer el tipo de letra apropiado para una publicación
en papel o una digital es indispensable, y esto es solo por poner un ejemplo.
Si
como escritor no te sientes en capacidad de asumir todo el proceso de creación
de tu obra, es recomendable hacer la inversión de contratar servicios
especializados que te permitan presentarla a los lectores con la mejor calidad
posible, al fin y al cabo, la obra es para ellos y serán estos los que te conviertan
en un best seller, si esa es la meta que se pautó. No es recomendable
convencernos que con solo la publicidad conseguiremos ventas, la experiencia de
muchos nos dice que después de leer una mala obra, un lector será más renuente
a adquirir tus futuros libros.
Finalmente,
sabemos que estos servicios suelen ser bastante costosos dentro de las
plataformas de publicación, pero si pueden adquirirlo a un precio menor con un
servicio independiente, no duden en hacerlo, eso puede marcar la diferencia.
Saludos,
espero que les sirva mi reflexión.
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