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jueves, 21 de mayo de 2015

De géneros y herramientas: Terror Vs. Horror Vs. Gótico.

Dentro del mundo de la literatura los escritores sufren constantemente con el marco, esto no es otra cosa sino el definir el género que dominará la historia. ¿Qué quiero decir con esto? Sencillamente un escritor puede empezar a escribir una historia de ciencia ficción y terminar escribiendo una ficción de terror. 

Pero más allá de eso, ya entrando en materia, cuando hemos definido el marco general de la historia, comienzan las definiciones especificas; es cuando el escritor decide que tanto se adentró en otros géneros o subgéneros y la obra deja de ser una sola cosa y se convierte en dos, como por ejemplo, algo que ha surgido con el romanticismo moderno: el romance paranormal.

Dentro del género de narrativa de ficción de miedo, nos encontramos con dos géneros que a primera vista puede uno pensar que es lo mismo, pero así como un drama histórico no es lo mismo que un drama romántico, lo mismo sucede con el estilo oscuro.

Los límites que definen al terror y al horror son tan delgados que es muy sencillo confundirlos, pero son las diferencias sutiles de fondo las que nos permiten comprender que es qué. Aunque una norma básica para definir si tu obra de ficción es de horror o terror es comprender la fuente del mal que aqueja a los personajes. 

En el horror nos encontramos con las criaturas inexistentes, la raíz de todo mal, el causante de todas las desgracias es un ser sobre natural, normalmente incorpóreo, atrapado en una casa como castigo, o en su defecto, la fuente de todas las desgracias es una maldición gitana, o pueblo maldito, o cueva encantada. Es decir que si el malo de la historia es un fantasma, espanto, demonio, o cualquier ente que en términos reales no existe, esa obra entra en el género del horror.

A diferencia de lo anterior, el terror tiene una raíz real y tangible, la maldad está representada en un ser humano vivo, una máquina asesina, un grupo terrorista, un psicópata, ¡E incluso! en las alucinaciones del protagonista, este último es conocido como terror psicológico. La versatilidad del género terror da cierta ventaja, porque al provenir de una base real, el autor puede jugar con otros géneros, como la novela de detectives o la novela política solo por poner dos ejemplos.

Y aclarando un poco más el panorama, todos coincidimos en que la literatura gótica es la antecesora de ambos géneros, mas no significa que esta sea obligatoriamente de terror u horror; es importante destacar que ambos géneros buscan provocar o producir un estado de miedo en los lectores, algo que no sucede necesariamente con la novela gótica. Esta dio las bases para ambos géneros por su marco sombrío y decadente, aspectos que solían ser recurrentes en novelas de horror y terror, pero con la evolución y mezcla de los géneros, muchas obras de ficción de horror y terror no tienen características góticas; una manera sencilla de comprender esto es reconocer que el lenguaje implementado en las novelas góticas es recargado y muy poético, comprende una estética impecable y elegancia, cualidades obligatorias dentro de la literatura gótica.

Por eso es necesario que los autores investiguen y definan muy bien el marco de género para usar, el hecho de que una novela sea de vampiros no significa que sea gótica, grandes novelas de vampiros están enmarcados en el género de ciencia ficción (¡Sí! ciencia ficción), como tampoco lo es el hecho de que sea un romance entre seres sobrenaturales, por ejemplo, la (pésima) saga de Crepúsculo no tiene un ápice de góticismo. 

Espero que esto les sea de ayuda a los nuevos escritores.

jueves, 7 de mayo de 2015

Del oficio de escribir: Romance ¿Literatura de baja calidad?

Hace unos días publiqué por mi página de Facebook un enlace de un reportaje escrito en el periódico El País. (http://elpais.com/elpais/2015/04/22/buenavida/1429700784_159348.html) En este reseñan un estudio que asegura que leer ficción nos hace mejores personas, pero especifican que no cualquier ficción, sino ficción de buena calidad.

A medida que leemos, explican cómo realizaron el experimento, y cuales fueron sus sistemas de medición y control. Nos aclaran (muy específicamente) que los científicos escogieron novelas de literatura de alta calidad y literatura de baja calidad, aclarando que tomaron como exponente de literatura baja a la escritora romántica y best seller del género: Danielle Steel. Probablemente muchas de las escritorxs y lectorxs actuales se escandalizarán con esta afirmación, pero las remito al artículo en cuestión, para que indaguen un poco más.

Pero para aclarar un poco el panorama, es sencillo entender lo que los científicos afirman, la buena literatura te ayuda a ser mejor persona simplemente porque permite extrapolar nuestras mentes a las sensaciones y emociones expuestas en los libros de ficción, neurológicamente hablando, se confirmó que ciertas zonas del cerebro se activaron ante la lectura de libros que citaban acciones especificas, es decir, que durante una narración bien hecha, los lectores podían reproducir en sus cerebros las acciones de los personajes que estaban leyendo, como por ejemplo, la zona del cerebro que se encarga de percibir los olores reaccionaba cuando se mencionaba el ajo o la canela. Estas mismas reacciones se produjeron con los lectores que leyeron los libros de la autora, solo que en menor medida. 

Evidentemente los autores del género defenderán a capa y espada lo que escriben, pero tristemente no se puede tapar el sol con un dedo. Es muy probable que existan exponentes muy talentosas que han escrito increíbles y hermosas obras, el detalle radica en una sola cosa, la literatura romántica actual es casi toda igual, Las narraciones son lineales, poco detalladas y solo se basan en los protagonistas, no existe nada más allá que ellos y el amor que se tienen, y obviamente la lucha de los antagonistas que siempre estarán en contra de ese "amor verdadero", si somos completamente honestos es la formula usada hasta la saciedad de todas las telenovelas habidas y por haber, como también de todos los libros del género habidos y por haber. 

La literatura de ficción requiere un amplio estudio de las formas, fondos y conceptos, lo que resulta en un autor que se arriesga a establecer diversas historias e hilos conductivos alrededor de la trama central; al tener más de dos o tres personajes el lector se enfrenta a una amplia gama de emociones que no solo tienen que el exagerado amor (o desamor) que sienten los protagonistas. Científicamente hablando, esto hace que nuestro cerebro active todas las zonas relacionadas con las acciones narradas, al ponerse en el lugar de los personajes experimenta las emociones variadas y diversas que estos sienten, consiguiendo que la persona pueda desarrollar mejores cualidades de empatía al poder ponerse en el lugar de otros.

Cabe destacar que muchas personas que leen romántica no leen otros géneros, o leen muy poco; inclusive, son renuentes a leer obras de reconocidos escritores del género como Sir Walter Scott, Jorge Isaacs, Alejandro Dumas, Juan Antonio Perez Bonalde, Lord Byron, entre muchos otros; lo que no les permite (tanto a escritores como lectores) establecer una perspectiva, una cualidad intrínsecamente necesaria para cualquiera que se dedique a escribir.

Los escritores de romántica moderna no pueden (aunque quieran) escaparse de las críticas, sobre todo de aquellas personas que se han dedicado a estudiar literatura, donde no solo se fijan en la historia, sino que evalúan la forma, el estilo, la evolución, el lenguaje y todos esos detalles que son parte de la narración; es imposible no establecer comparaciones odiosas con el género romántico actual, la gran mayoría son culebrones amorosos enmascarados en subgéneros de paranormal, vampirismo o fantasía, que solo son reproducciones de malas novelas sobre esos géneros. Reitero algo, porque a veces en el ofuscamiento no leemos todo sino que interpretamos lo que queremos nada más; no puedo decir que TODAS las novelas románticas modernas son malas, pero sí puedo decir que la gran mayoría. Inclusive, creo que ha empezado el declive del boom literario romántico moderno, ya se lee y se escucha a lectores que dicen que tal novela de tal escritora es la misma cosa que la novela zutana de la misma autora; es difícil no repetir historias si se escriben sesenta novelas que giran en torno a lo mismo.

Considero que mayormente el problema con el género es el desconocimiento de los escritores sobre qué es la literatura romántica y lo que representó en la historia. ¿Cómo escribir sobre algo que no se conoce realmente? El romanticismo fue un movimiento cultural y político que revolucionó el mundo a finales del siglo XVIII, este movimiento es una reacción a las rígidas doctrinas del clasicismo y el racionalismo de la la ilustración, buscaba la libertad autentica, es una manera de sentir la vida y la naturaleza, y se desarrolló en direcciones diferentes en cada país.

El romanticismo busca una obra imperfecta, inacabada, abierta, todo esto en contraposición de la obra perfecta y acabada de los movimientos artísticos anteriores, hay una exaltación del yo, una marcada nostalgia a lo perdido, le permite al artista mostrar lo que lo hace único y por ende deja que muestre su creatividad frente a la imitación de los antiguos cánones. Está literatura no solo se basa en el romance de dos personas, de hombre y mujer, sino que se expande más allá de eso, explora los sentimientos (variados y diversos) que se experimentan frente a la incógnita llamada vida.

Si miramos al futuro con cierto optimismo, podríamos pensar que esta marcada tendencia consumista del romance barato y pueril, acabará eventualmente, permitiendo que las verdaderas buenas obras del género pasen a la posteridad y se unan a ese vasto universo que ilustrará, como nos han ilustrado los grandes de cada género, a los futuros escritores que se encargarán de innovar en su momento.

Saludos a todos.

martes, 5 de mayo de 2015

De géneros y herramientas: Literatura gótica

Muchos lectores tienden a confundir la literatura gótica con la literatura de horror o terror o de vampiros. Aunque en ciertos puntos son parecidas, la literatura gótica tiene características específicas que la definen, es decir que una novela gótica puede ser de terror u horror, pero no necesariamente una novela de terror u horror es gótica.



Las características de una novela gótica son bastante sencillas de discernir. Es indispensable una ambientación romántica: paisajes sombríos, bosques tenebrosos, un castillo tenebroso y/o abandonado o cualquier ruina medieval que conlleve a un escenario de pasillos laberinticos, sótanos, mazmorras, criptas; una bella damisela en apuros, es decir, la típica heroína que es víctima de una fuerza sobrenatural o un terrible villano; un héroe enamorado dispuesto a rescatarla hasta enloquecer, supersticiones populares sobre fantasmas y aparecidos, cadenas chirriantes, sombras que se ciernen sobre nuestros protagonistas, sean estas reales o imaginarias; y un final feliz, en el que la heroína queda liberada de su mal gracias al héroe enamorado.

Muchos coinciden que la aparición del género sucedió en el siglo XVIII con el libro de Horace Walpole titulado El castillo de Otranto (1765) y se “cerró” con la obra de Charles Maturin: Melmoth el errabundo (1815). Claro que entre estas se desarrolló el género con obras como Vathek de William Beckford (1786), Los misterios de Udolfo de Ann Radcliffe (1794), Las aventuras de Caleb Williams de William Godwin (Londres, 1794), El Monje de Matthew Lewis (1796) y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki (1805).

Por ejemplo, yo leí El Monje, es una novela excelente y en mi opinión representa de cabo a rabo a la literatura gótica.

El género como tal posee un erotismo oculto, que se deja inferir muy claramente pero el cual no se muestra por completo, también presenta un amor por lo decadente y ruinoso. En ella se hace eco a la depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor enfermizo, las pasiones obsesivas; en algunos casos aparecen vínculos con lo oculto y lo sobrenatural a través de maldiciones y pruebas que se deben superar para obtener el amor puro.



La mayoría de los autores sostiene que el género ha sido el padre  de la literatura de terror/horror, dejando de lado los sentimientos y símbolos mencionados anteriormente, y decantándose por exacerbar otros elementos; Inclusive ensalzando al villano y haciéndolo vencedor al final de la historia. 

Es importante para un escritor reconocer las características que definen los géneros y subgéneros que nos permitirán enmarcar nuestro libro de manera correcta.

Saludos.

viernes, 1 de mayo de 2015

De géneros y herramientas: El mal de las redundancias.

Dentro de la construcción literaria existen diversos términos para definir las redundancias en las que caemos todos los escritores. Algunas veces dichas redundancias responden a un carácter completamente literario, es decir, que se usan a propósito para reforzar cierto aspecto poético o en su defecto características de los personajes.
Para poder evitar esto, el escritor debe conocer las figuras retoricas de las que hace uso inconsciente, están allí todo el tiempo, pero por el uso y costumbre no solemos notarla, más que nada porque muchas veces establecemos que escribir es simple prolongación del habla, y esto, no es así. Por eso no es igual que digamos a viva voz: ―¡Sal para afuera!― que verlo escrito en una novela.
Pleonasmo: es una figura retorica que consiste en adicionar palabras a la oración que no son realmente necesarias porque el significado está implícita o explícitamente en ella. Se considera un vicio del lenguaje cuando se emplea mal en la redacción.
El pleonasmo bien usado puede darle gracia y expresividad a la frase, evitando que esta suene incompleta; a nivel literario los pleonasmos se usan para hacer énfasis o darle “poesía” a lo escrito. Ejemplo:
“Yo mismo estuve presente en la pelea, vi con mis propios ojos como lo golpeaban”
En este caso, el pleonasmo le da el carácter enfático de la situación. Otros ejemplos útiles que ilustrarían un pleonasmo:
“A nosotros no nos corresponde decidir”
“¿Cómo estás tú?”
Tautología: a diferencia del pleonasmo, esta figura retorica es obvia y vacía, consiste en repetir la misma idea de manera diferente que finalmente será inútil y viciosa.
La tautología causa cierta confusión, porque al igual que el pleonasmo es una redundancia, pero mientras que con el anterior podemos conferirle cierta gracia a la narración, este solo “embasura” porque es innecesaria. Un ejemplo de esto es:
“Sube para arriba, que te están esperando”
Otro mal de las redundancias en la narración es la repetición de los pronombres, cuando en un mismo párrafo usamos “para él” “de él” “para ella” “de ella” “Yo” “Mi” “Me” “Tu” “Te”, esto se llamar redundancia pronominal y suele ser uno de los mayores males de los narradores, generando pesadez al evitar una lectura fluida.
“miró los ojos de él”
“besó la boca de ella”
El proceso narrativo suele suceder sin pausas, muchas veces escribimos sin leer, con el fin de sacar la idea completa y no perder la inspiración; pero en el proceso de corrección no tomamos en cuenta las redundancias al desconocer las figuras literarias de las que estamos abusando; espero que esta pequeña entrada les sea de ayuda a los escritores (noveles y no tan noveles) a pulir su manuscrito.


Saludos.